Cullera no se entiende sin sus pequeños empresarios, sin aquellos que hacen única nuestra ciudad. Porque el comercio local es autenticidad, es vida, es personalidad y es esencia de barrio. Ellos y ellas son quienes levantando sus persianas y abriendo sus puertas cada día hacen crecer el pueblo.

 

Reforzar la confianza en el comercio local es impulsar la economía ante la actual situación de crisis. Es ahí donde nos esforzamos desde el Ayuntamiento: en su protección y en el fortalecimiento del tejido comercial.

 

Su idiosincrasia local y de proximidad resiste ante un mundo donde las grandes multinacionales dominan el comercio internacional. Ahora, además, las circunstancias han obligado a los pequeños comerciantes a evolucionar muy rápido, prácticamente sin tiempo de reacción. Una respuesta muy difícil pero que en Cullera han demostrado que saben hacer frente a las adversidades.

 

El comercio local es un ejemplo de superación y de como un pequeño David le hace frente a un grande Goliat, que no solo es la pandemia sino también todas las otras problemáticas que pueden tener encima.

 

Una vez más, quiero agradecer el esfuerzo ejemplar del sector que durante la pandemia, durante el confinamiento y durante todo el proceso de desescalada han sabido estar a la altura. Ese continuo trabajo de ser responsables y extremar precauciones contribuye a que Cullera sea un destino seguro.

 

Seguiremos ayudando en los nuevos retos a los que se enfrente el comercio de nuestra ciudad, uno de los principales agentes dinamizadores de ocupación y riqueza.